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La deuda histórica y el piloto automático

plumabisturí (I)

La deuda histórica y el piloto automático

 Héctor Peña Díaz

 Por fin algo serio del que ¿funge o finge? como Presidente (siempre he tenido problemas con los verbos). Duque respondió a los periodistas que no le pueden exigir que resuelva en 100 días lo que es una “deuda histórica” con la educación y otros sectores. Bastante razonable lo que dice, pero de su respuesta surgen varias preguntas: ¿de qué historia habla? ¿Quién contrajo la deuda? ¿Quién la paga? ¿Quién y cómo la cobra? De entrada Duque se equivoca, nadie con dos dedos de frente le está exigiendo que resuelva en tan breve lapso problemas estructurales que requieren tiempo y decisiones complejas. Además, si examinamos las propuestas presentadas por el gobierno y sus aliados en estos primeros 100 días como la mal llamada ley de financiamiento y si la “deuda histórica” se refiere a las condiciones sociales de las mayorías, estamos frente a una cruel paradoja: se le debe al pueblo pero el pueblo es el que tiene que pagar la deuda. ¿Cómo así? La lógica paternalista del gobierno: estamos mal y hay un déficit acumulado en las finanzas públicas, por tanto, todos debemos hacer un esfuerzo para pagarlo, hasta parece socialista la idea de que hay un proyecto común al que nos debemos. Mentira. Si hablamos de historia la cosa es sencilla. Esa deuda jamás podrá ser pagada porque se trata de un robo continuado que la clase política y económica al mando del país le hace a las personas humildes y a la gente que trabaja, si acaso, tendrán que devolver lo que se han robado. Y mucho menos podrán pagarla “ellos”, ahí está la ingenuidad o malicia (según se mire) de Duque y quienes representa, porque por un lado la solución que ellos proponen (cualquiera que sea o que no haya ninguna) es que la alianza de los cacaos y la clase política tradicional continúe con la sartén por el mango, lo demás es literatura de la oposición. Un hombre como Duque sin experiencia de Estado y que, por lo visto, no parece preparado para ser el timonel de una nave que atraviesa una gran tormenta social,  ¿no será que nos conducirá mayores desastres? O tal vez, como ocurre en la industria automotriz en la que dentro de poco veremos rodando carros sin conductor, el sistema de privilegios se siente tan seguro en este país macondiano en el que las víctimas votan por sus verdugos, que se da el lujo de funcionar con piloto automático. La historia demuestra que las deudas sociales no se pagan, las cobran los pueblos, a veces con  sangre y violencia, de las que estamos hasta la coronilla. Encontrar el país justo a través de la democracia es casi la cuadratura del círculo, porque lo que estamos viendo es la utilización de la misma para afianzar los privilegios y reproducir un orden de cosas que favorece en lo esencial a una minoría, produciéndose entonces una destrucción paulatina y por dentro de la democracia que abre puertas a nuevas violencias y autoritarismo.

Duque, m. (colombianismo) Líder imaginario de un reino ídem.

Deuda, f. Lo que ya se pagó. Intereses. Peldaño del rico. Asfixia del pobre.

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