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Un pan amargo de navidad

plumabisturí (I)

Un pan amargo de navidad

 Héctor Peña Díaz

 Hay circunstancias que dejan ver la malasangre de muchas personas. Ejemplos abundan del egoísmo y el prejuicio con los que más de uno conduce sus asuntos. Me ocurrió algo que ya había vivido pero con algunas diferencias. Me encontraba con un amigo en una panadería a la que solemos ir a conversar y a la que llamamos oficina alterna. Es un negocio de esquina muy bien puesto y en el que hacen un buen pan, el dueño atiende la caja y su forzada amabilidad siempre me despertó sospechas no infundadas como lo veremos. Pagamos la cuenta y  nos íbamos cuando un hombre a las puertas del negocio, enfundado en una cobija como capa se dirigió a mí y me pidió el favor de que le regalará un pan, le pregunté de cuál pan quería y me respondió que uno con bocadillo. Pedí y pagué un roscón y le hice una seña para que se acercará a tomar el pan, el dueño fuera de sí le gritó que no podía entrar a la panadería, aunque él no había intentado hacerlo. En vista de la situación, le dije al dueño que le entregaran el pan, entonces pasó de barítono a tenor y dijo que ellos (utilizó el plural) no atendían a esa clase de gente y me ordenó que lo entregara yo, a lo cual repliqué con ironía que yo no trabajaba allí. No sé, de repente como impulsado por un rayo, le dije el sermón de la montaña: le pregunté: ¿cuál es la diferencia entre él y nosotros? Es un ser humano como todos y merece nuestro respeto y compasión. A usted que la vida le ha dado la oportunidad de tener un negocio próspero debería ser más agradecido, usted no tiene derecho a comportarse así con un semejante, incluso le pregunté de qué planeta creía que era, etc.; la gente en el local expectante, mi amigo observando cauteloso la escena (en qué momento sacaría el revólver o el machete de la caja), el hombre de la capa, alto, con expresión tranquila y las manos recogidas como un monje hindú, miraba y escuchaba… El dueño del negocio, sin mirarme, refunfuñaba, echaba babaza por la boca y no sabía qué decir frente a mi perorata, además, creo que era la primera que era regañado frente a sus clientes y tuve la impresión de que se sintió descubierto y no le quedaba otro recurso que la agresividad. Finalmente decidí entregarle el roscón al monje de la calle e irme de allí. Mi amigo me dijo que había sido muy osado increpando al dueño, pues alguien que comete una arbitrariedad, casi siempre está dispuesto a un abuso mayor, ¿no recuerdan acaso el ciudadano que fue asesinado de una puñalada por reclamar a otro que no se orinará en uno de los pasillos de una estación del Trasmilenio? A lo indignante del caso, se agrega que es tiempo de Navidad donde hay mucha gente que no tiene un pan con qué celebrarla y hay otros que brindan con champán por los siglos de siglos, amén.

Pan, m. (colombianismo). Circo. Privilegio.

Pobre, adj. (colombianismo). Culpable.

Pobreza, f. Herencia.

Riqueza, f.  Herencia.

Impunidad, s.  Riqueza. (Según Ambrose Bierce)

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