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LA CUERDA DE TRES PUNTAS

LA CUERDA DE TRES PUNTAS

DESEO

Al soplo de la transfiguración nocturna
Distingo los fantasmas de hombres
En busca de la perdida libertad:
Quisiera poseer cien millones de bocas,
Quisiera poseer cien millones de brazos
Para gritar por todos ellos
Y de repente detener la rueda descomunal
Que tritura cuerpos y almas
Con derecho al rocío de la mañana
A la presencia del amor, a la música de los pájaros,
A estas sencillas flores, a este pan.
MURILO MENDES
(BRASIL 1901-1975)

Por Héderman Castro

BREVISIMO CONTEXTO HISTORICO.

Los hechos de violencia que circundan casi  a diario en el ambiente político, que reflejan síntomas  de una sociedad enferma, quedada, somnolienta, nos ponen en  alerta y atizan nuestra angustia; presentimos desgracias por todas partes.  Cualquiera sea el camino que sigamos  aparecen señales de  decadencia, destrucción, muerte. Antes, no dudábamos de que  fuésemos viables, nos acompañaba la esperanza que nunca cede ante las adversidades, había  optimismo, animo de  superación individual y el ideal así fuese lejano,  por un bienestar común; hoy,  nos acecha una gran incertidumbre. Rodeados de un  ambiente enrarecido con una  pandemia que  ha deteriorado la economía  global,  que ha cobrado  cuatro millones de muertos, en encierro preventivo se nos han  prendido las alarmas íntimas y  volvemos una y otra vez a la pregunta sobre  lo que será  el futuro inmediato,  lo que nos espera; vemos caer amigos cercanos y  sin proponérnoslo, con el  tiempo más lento, casi detenido, miramos hacia atrás con la pregunta a flor de labios, ¿qué nos está pasando?,  nos asombra la nada que se extiende sobre la que estamos parados, no nos reconocemos, y entre la incertidumbre, el pesimismo y un nudo de preguntas, imaginamos que debe ser posible  uno nuevo  inicio.

LA TRIADA SALVADORA

Si observamos atrás el cuadro del que hemos sido parte,  sin esfuerzo alguno aparece la triada “salvadora”: la oligarquía liberal-conservadora,… El niño dios, inmutable y…y nuestro glorioso ejército nacional ahora internacional.

1, Los grupos liberal-conservadores desde inicios de la República han detentado el poder.  El autoritarismo, el trato despectivo, la servidumbre y la violencia, reductos de la época feudal, fueron hasta finales del Frente Nacional  su característica principal y  razón por la cual no superamos un  Estado endémico, institucionalmente en crisis. Con la aparición del narcotráfico hubo un cambio dramático del ethos societario y el mundo político fue permeado por la corrupción y la ilegalidad; peor aún,  los conflictos sociales y políticos comenzaron a  resolverse con hechos de sangre selectivos y  métodos mafiosos en contubernio con gobiernos sin pensamiento propio  esforzados por cumplir pautas trazadas por organismos internacionales de control, y diseñar políticas acomodaticias a intereses económicos de clase, encubiertas  con la falacia del progreso; eso sí abiertos  a la oferta hedonista-mercantilista mundial. Así las cosas, el espacio político bajo el dominio de todo tipo de mafias es cada vez más estrecho. 

 Por eso no es casual  que como  lastre  aparezcan  problemáticas larvadas a lo largo de décadas  de inequidad, tampoco que seamos una sociedad negada al diálogo.

En nuestra inminente realidad, el descrédito en que han caído las instituciones, los partidos, es manifiesto, hoy, profundizado  por la represión estatal a la protesta, el asesinato de jóvenes rebeldes, por  la dificultad de adelantar un proceso de reconciliación.

¿Qué va a ser de este país,  a qué apelar, a quién preguntar,  qué podría iluminar la noche en que navegamos a la deriva? Volvemos la vista una y mil veces sobre el Estado y la confusión crece, el temor se agudiza, sabemos que el recurso recurrente a la fuerza no es la salida por  carecer de objetividad ante  los conflictos sociales. Sabemos de otro lado que ese Estado  no nos pertenece, que está bajo control de la elite económica y deliramos al preguntar por él y querer abrazarlo; si  pensamos en el inmediato presente, en el debate que reacomodaría las fuerzas, nos encontramos paradójicamente que son las mismas fuerzas electorales y políticas que en buena medida ha protagonizado la crisis, ¿qué otras?,  no vemos de dónde puedan aparecer  liderazgos frescos,  ideas novedosas,  propuestas alternas que pudiéramos acoger  para sortear este estado de  inseguridad, apremio, y  simplemente debemos contar con lo que hay.

II.- Qué decir del niño dios, que hizo de nosotros una sociedad confesional con promesa de  igualdad metafísica,  represora del pensar propio ante dogmas que en su momento jugaron un papel central en la cohesión de los imaginarios sociales…. Este niño por mucho tiempo alabado se encuentra muy ausente, pues su doctrina  que alguna vez unificara  a la sociedad, en torno a principios tan importantes como el de perdonar al prójimo, dar de comer al hambriento, no desear la mujer del prójimo, no matarás, y tantos otros han desaparecido y su lugar, no ha sido ocupado por  la igualdad, la equidad, y las diferentes generaciones de derechos humanos  consignados en nuestra Constitución Política. Vivimos un enorme vacío espiritual que no ha sido copado por una nuevo proceso cultural identitario, reina la alienación provocada por la banalidad y el  consumismo, ahora sin el designio de la vida eterna, volvemos la vista sobre la vida terrenal y encontramos que de ella queda el candente infierno. En este punto es justo hacer un reconocimiento al padre De Roux como director de la Comisión de la Verdad,  y —el naciente movimiento clerical de sacerdotes— entidad que a pesar de sus enemigos declarados, entre ellos el gobierno actual, se encuentra denodadamente empeñada en la reconciliación. La Justicia Transicional es un punto de llegada de una nueva sociedad, que no atiza la desaparición del enemigo, sino la transición del conflicto a soluciones en equidad y justicia. Amerita la J.E.P capítulo aparte.

  III.- Y qué de nuestro  “heroico” Ejército Nacional. Se presenta como cuerpo cerrado, encubierto por las insignias patrias que los arropan y protegen del mundo exterior, donde duermen los enemigos reales o imaginarios de la patria, es decir, sus enemigos. El ejército nunca ha querido a su pueblo,  hay que gritarlo a los cuatro vientos, nunca ha estado del lado de la Constitución Política, nunca ha creído en ella, han sido patriotas a su manera, han  impuesto la autodenominada  justicia castrense, han sido héroes acompañados de narcotraficantes y amparados por la elite a la cual le  sirve como aparato represor y guardián de su propiedad. Su característica principal: Ser un cuerpo cerrado incólume — según su propia concepción— con un “árbol fértil” de manzanas podridas en su interior.

Son estas las tres subjetividades sobre las que descansa la nación soberana, lo que ha sido y  lo que es, son ellas las que han  decidido nuestro presente e inmediato futuro, son estas tres subjetividades las que han  manejado  el llavero de lo que hemos sido, somos y ¿seremos?

Probablemente no, la sociedad tiene una fuerza en sí misma fuera de control,  que si bien no la protege de la locura,  tampoco toca su vórtice imaginario individual y colectivo, sustento solido de   esperanza, y  más allá de nosotros mismos, de  la propia vida.  

UN NUEVO INICIO

Ante una sociedad absorta nos sorprende  la aparición del movimiento juvenil como nuevo inicio que  parte de mucho antes, (En el primer gobierno de Santos hizo reversar la reforma educativa con la MANE)   se precipita en el 2019 —“el pueblo se respeta carajo”— y florece este año  con el paro nacional prolongado, ejercitando con ahínco el derecho a la  protesta y  su promesa de permanencia.

En sus inicios es de claro contenido  social, (educación, empleo, salud) no políticos;  En este punto  nos ayudaría en el análisis dos conceptos que se utilizan indistintamente en la jerga política, por su proximidad, su nominación: lo político y la política. El primero se pregunta por  las reformas posibles en el régimen actual, manteniéndose lineamientos dentro y en ejercicio del poder instituido. El segundo, La política, trasciende este ámbito y se adentra en la pregunta sobre  la sociedad en su conjunto: ¿Quiénes somos, cómo funcionamos, cómo debemos funcionar y qué podemos instituir para lograrlo…? El movimiento se orienta a  reivindicaciones sociales en sus inicios y en esa dirección se ubica en el terreno de lo político; sin embargo, en  su devenir y ante la imposibilidad de diálogo con el gobierno, notamos cierta perturbación  y al tiempo  rasgos de autonomía, de lo que se desprende que su interlocución se dirige no al Gobierno sino  a  la sociedad en su conjunto, interlocución de la cual han comenzado a surgir redes locales y nacionales, intercambios y solidaridades propias, trabajo conjunto entre sectores sociales con una gran expectativa nacional; además vienen apareciendo formas alternativas, nada convencionales,  expresiones artísticas  de un ‘basta ya’, expresiones de rechazo a  símbolos que tradicionalmente han representado la dominación como  el derribamiento de “estatuillas-símbolos” de personajes criollos y extranjeros,  aparición de solidaridades  desde la sociedad para con los jóvenes de la primera línea  y la consideración de fútil de toda negociación sin alternativa ante un burocracia  hipócrita,…. circunstancias que nos muestra un horizonte de lucha  más amplio, en el inmediato futuro;  quizá como  protagonista en el debate electoral próximo o más adelante  como un movimiento autónomo principalmente de  jóvenes, quienes descreen  de toda representación, y  expresan su abierta oposición a la minería, a los paliativos oficiales de la pobreza,  al cinismo y a la  corrupción, al entrabamiento del  proceso de paz,  lo que podría desembocar en un nuevo modelo societario, no como pacto, pues es algo que no se puede pactar, si no como creación, como irrupción de nuevas formas y sentidos de convivencia.

 Es claro que esta coyuntura,  de múltiples incidencias y expresiones  muestra que nada está definido,  quedan en el ambiente preguntas de distinta índole: ¿cómo podríamos caracterizar esta explosión social;   por qué el acento lo han puesto los jóvenes; cómo ha influido lo acontecido en otros países, a dónde  podría mutar como movimiento social, y de suceder, si  lo haría  en términos instituyentes? Teniendo en cuenta que   la política  especulativa,  y el  academicismo han sido el factor dominante de la política, este nuevo inicio implica además  una replanteamiento entre teoría y praxis, que se da en  el mundo de la vida, que se enriquece de problemas concretos, de objetivos posibles, donde se  ensaye nuevas formas de relaciones societarias, en lo económico, en lo pedagógico, en el que se ejercite la democracia directa y el dar cuenta y razón.  Es a nuestro juicio lo que está sucediendo en este momento de mucha  convulsión.

 De esta manera la rebeldía, la pasión y sobre todo, la voluntad reivindicativa que anima el movimiento de jóvenes, va adquiriendo forma que por ahora no está definida, pero que apoyado en la democracia  y el arte augura novedosos desarrollos en el conflicto Estado-sociedad civil

¿Por qué la democracia, el arte,  la cultura? porque  la democracia  es un valor esencial de la convivencia, quizá la única forma humana de solucionar conflictos y  necesidades  mediado por lo  justo;  porque arte y cultura, como lo vienen expresando ante todo los jóvenes, es el espacio  donde confluye  lo sensorial con la toma de conciencia y el inicio de nuevos modos y formas de estar en el mundo, de darle forma, de hacer funcional el caos. Esas desgracias que vemos con frecuencia  llevadas a expresiones artísticas y sus modos sorprendentes en colectivo,  son  garantía  de  unidad y reconciliación con la vida, son formas de superar el espontaneísmo anómico, la inercia, el conformismo, son huella indeleble,  sello de pertenencia a este mundo como un mundo de posibilidades, además de recurso para confrontar sus padecimientos, pero también sus logros y poner en acto su amor en la lucha para superar la subordinación en todas sus facetas.

DEL CAOS AL CONFLICTO, DEL CONFLICTO A LA POLITICA

 Nos encontramos ante lo impredecible. Seguramente hará parte de este nuevo inicio el sufrimiento, la angustia, la muerte, porque como lo estamos viendo el régimen no tiene otra salida, que recurrir al amedrentamiento mediante la violencia.  Pero es  una  forma de llegar a la verdad, la verdad ocultada hasta entonces,  la verdad hipostasiada,  acomodada a la ideología oficial como elemento central de  dominación.

En principio podemos decir que en la sociedad colombiana está surgiendo un buen conflicto con señales de permanencia, que si bien en sus inicios aspiró a algunas reivindicaciones  sociales, poco a poco adquiere connotaciones  políticas, y no porque tenga un programa o algo parecido, sino porque el movimiento está inmerso en una coyuntura nacional e internacional de las cuales se enriquece, al mismo tiempo que cuestiona con la movilización este oprobioso ejercicio del poder. Por ahora podemos decir que es un signo extraordinario; pero debemos tener claro que el conflicto en sí, no representa nada más de lo que es, no hay predicciones posibles en política;  es probable  que incida en las elecciones venideras, pero no es predecible por más que así lo deseemos. La política como en la historia como el arte, se fundamentan en  la creación y como señala Borges es imposible prever la realidad; lo único seguro en nuestro contexto  es  la voluntad que anima el movimiento, que da la vida por encima de  cálculos fríos de nuestro tecnócratas y el asedio policial oficial y privado de la protesta ciudadana, que es  impulso primordial, incondicional, ciego en muchos momentos, artístico porque  denota belleza, pasión,  pues está en juego la dignidad y  la autoestima,   como lo han mostrado en momentos de enorme  tensión.

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